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LIFE: LA HISTORIA EN UN ÍCONO.

En 1964 yo ea un niño de 7 años. Vivía en la calle Justo Sierra, frente a la Escuela Nacional Preparatoria No. 1 de la UNAM, en lo que ahora se conoce como el Centro Histórico de la Ciudad de México.
En la entrada había una papelería, la Casa Moreno, enorme tienda donde siempre había un buen surtido en artículos escolares y de oficina. En el edificio de 5 pisos se alojaban además unas 35 viviendas donde gente humilde como nosotros luchaba por sobrevivir. Junto con mi madre y mis dos hermanos Miguel Angel y Leticia Oliva compartiamos un departamento que consistía en una sola pieza enorme que era a la vez dormitorio, estancia y cocina. Teníamos que trabajar duramente en la elaboración de unos dulces que vendíamos en escuelas y puestos de jugos. Varias veces a la semana yo era el encargado de ir caminando hacia el barrio de La Merced, para comprar el azucar, el ácido cítrico, las bolsas de polietileno y el papel celofán para envolver esos dulces. Era parte de mi trabajo.

En esas idas y venidas, buscaba la manera de entretenerme y que el largo camino se me hiciera menos pesado. Así tomé la costumbre de detenerme en cada puesto de revistas, que proliferaban en el centro de la ciudad en esos años. Cada uno, mostraba siempre una abundante cantidad de revistas, periódicos, cómics y hasta el famoso Silabario de San Miguel, con el que muchos de mi generación aprendieron a leer. Eran mis estaciones de descanso cuando al ir de regreso a casa, me detenía a frotar mis dedos acalambrados por el peso de las bolsas del mandado llenas y odiosas y que sin embargo debía cuidar más que a mí mismo. Pero mis ojos se alegraban al ver las revistas, leer cada encabezado de los diarios, cada pie de foto que se dejaba ver ahi, entre cientos de ejemplares.

Uno de esos días, mientras descansaba mis manos adoloridas, hubo una revista que llamó poderosamente mi atención, por su enorme tamaño, la fotografía de la portada y por su logotipo: Un rectángulo rojo, con una palabra en letras blancas: LIFE. abajo decía, "En Español". En la portada se veía a un personaje de aspecto chino, con un uniforme militar, que se dirigía a una multitud. Y en esa misma portada se hablaba de la Revolución China y de Mao. La nota pasó desapercibida para ese chiquillo inculto y pobre. Pero la revista en sí misma tenía algo que sin saber explicarlo, me atrapó. Curiosamente, semanas después, al enviarme mi madre a la peluquería, hallé más ejemplares de Life en Español, de fechas anteriores. Había muchos y yo dejé pasar a otras personas con el peluquero para poder seguir viendo las revistas y recrear la mirada en la principal característica de esa publicación: sus fotografías.

Y sucedió entonces que cada vez que podía, dentro de mis muy escasos recursos, hacía lo posible por tener una LIFE entre mis manos y devorarla literalmente con la mirada, leyendo sus artículos, solazándome en su material gráfico, de excelente calidad (eso hasta un ignorante como yo podía apreciarlo) y soñar con las historias de sus corresponsales de guerra que escribían desde un lejano lugar llamado Viet-Nam.

En el centro viejo de la Ciudad de México casi todos los edificios eran antiguos, de piedra y mampostería. Existían muchos negocios de libros y revistas usadas que ocupaban los cubículos de entrada de esos edificios, tras enormes portones de madera gastada por el tiempo. Grandes recintos, oscuros como cuevas, llenos de pilares y más pilares de periódicos viejos, libros y revistas de toda clase, cómics y hasta cartón de embalaje, listos para ser comprados por kilo. Pero había sectores donde las revistas más valiosas eran reservadas y se vendía a precios mas o menos accesibles. Por supuesto, LIFE estaba entre ellas. Y con el pretexto de comprar algunas, iba con frecuencia a esos sitios a hojearlas, a palpar la textura de sus páginas de couché brillante y pretender que podría llevarme al menos una. Tardaba horas en eso y muy de vez en cuando pude comprar alguna, la que me llevaba como un tesoro inapreciable.

Las primeras lecturas serias que tuve de lo que sucedía en otros paises fue en sus páginas. Seguí en ellas la carrera espacial, tema que me apasionaba. Sus ilustraciones y fotos eran verdaderamente impresionantes, algunas de ellas a páginas desplegables y esos ejemplares eran para ese niño, el tesoro más preciado, incluso más que sus escasos juguetes.

Yo no tenía idea de la grandeza e importancia de LIFE, aunque lo sospechaba. Carecía de medios para saber que, por ejemplo, se editaba desde 1936, en el mismo año en que Hitler ascendió al poder en la Alemania de la preguerra. No podía saber que esa revista, que en aquel entonces se editaba semanalmente, se hacía un compendio de las noticias más importantes de todo el orbe y que se hacía un seguimiento minucioso del acontecer en el conflicto mundial posterior en los años 40's. Dentro de mi ignorancia, poco a poco fui entendiendo que esta publicación era realmente un gigante de la comunicación y que la excelencia de sus notas, información y fotografías se debían a un grupo de profesionales ubicados en Estados Unidos y en el resto del mundo, dedicados a ofrecernos un magazine realmente de calidad, respetando normas que pude estudiar hasta muchos años más tarde.

Por la influencia de LIFE descubrí también otras publicaciones que igualmente llenaban mis horas de lectura. La que más recuerdo es Selecciones del Reader's Digest, a la que he amado fervorosamente también a lo largo de varias décadas.

¿Por qué este fervor? Simple: creo que aún el más ignorante de los seres humanos está capacitado para advertir cuando un producto es de calidad superior. Y en mi caso, que comencé conociendo LIFE en los puestos de revistas aunque sin poder comprarla, hube de darme cuenta de que no era solo el tamaño y dimensiones físicas de la publicación o su número de páginas (mucho mayores que el de las revistas actuales más grandes) lo que la hacía muy atractiva, sino SU CALIDAD. Según fue creciendo mi intelecto, el interés por revistas como ésta fue en aumento. Muchas veces conseguí en ellas más información que la que me brindaban los libros de texto de la escuela y es por seguro que me salvaron en varias ocasiones ante preguntas que me hicieron maestros insidiosos en el salón de clases.

Conforme fueron pasando los años y pude ir a los depósitos de revistas usadas ya con un poco de dinero para gastar, salía de ahi, después de varias horas con al menos 5 a 8 revistas y me iba a casa a pasarme más y más tiempo metido entre sus páginas. Leer fue mi mejor diversión en esos años en el transcurso de mi niñez a la adolescencia. Y los doy por muy bien empleados.

LIFE, lo sabía sin haberlo razonado del todo, era un ícono. No solo informaba sino que nos recreaba en el mundo y sus ciencias, en el cine y la técnica, en la moda y la vida diaria de personas lejanas en la distancia. Imposible olvidar sus artículos referentes a las investigaciones respecto a los orígenes de la vida y las magníficas ilustraciones que acompañaban esos textos. Nunca vi nada igual. En 1983, cuando hice mi primer audiovisual con base en diapositivas, para la empresa de la cual era co-propietario (Telemática Comercial o Telemac S.A. de C.V.) pedí a uno de mis socios fotografiara ilustraciones de las páginas de revistas LIFE de mi colección. La temática: La historia de la computación. Fue un trabajo enorme que quedó reflejado en ese material de 12 minutos de duración. Sin esas ilustraciones me habría sido mucho más difícil. Un par de años más tarde hice otro, para SAESA (Servicios y Asesorias Empresariales, S.A.) donde, para variar hubo dos puntos en común: la cibernética -estaban recien llegando las computadoras personales y sus sistemas de trabajo y software- y las fotos obtenidas de las ilustraciones de LIFE.

Para entonces ya hacía años que LIFE en Español había dejado de editarse y solo se conseguía la edición original estadounidense. Fue en el año 1969 cuando vi el último ejemplar que en la portada tenía la foto de un minero, con el rostro negro por el carbón y la mirada perdida y triste. Decía: "El infierno de Barroterán", y se refería a la desgracia ocurrida en las minas de la población del mismo nombre, en México. En las páginas interiores, un reportaje con detalles y fotos. Y fue el último que tuve en mis manos de la edicion en nuestro idioma, mas o menos contemporaneo. Se decía que por los problemas ocurridos un año antes, en Tlaltelolco, se había prohibido la circulación de la revista. Los hechos del 2 de octubre de 1968, donde estudiantes fueron asesinados por el ejército y siendo presidente de la nación el Lic. Gustavo Díaz Ordaz conformaron un triste capítulo en la historia de mi pais. Yo no he visto nunca las revistas con fecha de octubre y/o noviembre de 1968 de LIFE en Español, pero estoy seguro que cubrieron estos acontecimientos. Si eso fue causa de su desaparición, no me consta, pero el hecho fue que no salío más a la luz pública. Y la extrañé muchísimo. De ahi en adelante, todas las que pude conseguir fueron siempre usadas. Hubo varias tiendas de esta índole donde me hice cliente conocido y los encargados me guardaban las que les iban llegando pues sabían que yo las compraría de todas maneras. Y eso me encantaba. Llegué a tener muchas, más de cien.

Y la vida siguió. Y como todo, LIFE tuvo su propia historia de desarrollo y evolución. Hace tiempo, el diario El Pais, de España, publicaba:

"Life deja los quioscos, pero sobrevivirá en Internet
Time, editora de la revista semanal, ofrecerá a los internautas de forma gratuita un catálogo con más de 10 millones de fotografías.- Más del 90% de las imágenes nunca han sido publicadas

ELPAIS.com / AGENCIAS 26/03/2007

La revista Life, con más de 70 años de historia a sus espaldas, dejará de publicarse en papel para sobrevivir únicamente en la Red, según ha anunciado la compañía que la edita, Time Inc. La publicación, famosa por sus fotografías de iconos del siglo XX, llevará el próximo 20 de abril a los quioscos su último número.

Life empezó a publicarse en 1936, primero como un semanario, de forma irregular hasta los años setenta del pasado siglo, y como un suplemento semanal de nuevo en 2004, tras un cierre temporal en el año 2000.

La revista ha apostado siempre por las imágenes de calidad y el fotoperiodismo, estando entre sus números más populares los que llevaron a sus portadas a Marilyn Monroe, Greta garbo, la obra de Robert Capa o el que ilustró la victoria de Nueva York con una fotografía de un marinero que sostenía a una enfermera entre sus brazos.

A partir del mes que viene, éstas y otras 10 millones de fotografías que forman parte del catálogo de Life sólo podrán conseguirse a través de Internet. Una colección que según la presidenta ejecutiva de Time, Ann Moore, es la más importante del mundo sobre "los acontencimientos y personajes del siglo XX", y a la que se podrá acceder de forma gratuita, siempre que el uso que se le de no sea con ánimo de lucro.

Las imágenes que Time pondrá a disposición de los internautas son, en muchos casos, inéditas, pues más del 97% del catálogo jamás ha sido publicado. Entre ellas hay obras de reputados fotógrafos, como Alfred Eisenstaedt, Margaret Bourke-White o Gordon Parks. Una de las portadas más famosas mostró en 1945 a un grupo de soldados estadounidenses levantando una bandera en la isla de Iwo Jima, durante la Segunda Guerra Mundial, y ha dado origen recientemente a la película de Clint Eastwood Banderas de nuestros padres.

El anuncio de la desaparición de Life llega tras el rediseño de otra de las publicaciones estrella de su editora, la revista Time, que este año nombraba precisamente a los internautas 'Personajes del año' por su participación en la elaboración de contenidos para sitios como YouTube o Digg."

Fue triste. A la sazón yo ya tenía 49 años y leí esa nota en mi PC, aqui en mi estudio en Chile. Recordaba mis primeros momentos con el magazine en 1964. Vino a mi mente la edición especial de "Lo Mejor de LIFE", ese bellísimo libro, enorme, glorioso, empastado en rojo y letras doradas que adquirí en la época en que vendí libros y enciclopedias de Grolier Inc. Lejos, en un departamento requisado por mis acreedores en 1988 en la Ciudad de Puebla, quedó la colección particular que había reunido durante años y años y estoy seguro que esa gente nunca podría haber apreciado lo que esas revistas de páginas amarillentas representaban no solo para mí, sino para cualquiera que tuviera un ápice de sensibilidad. Fue una pérdida irreparable. Y despues esto, el final de la Era LIFE.

De ahi a escribir este artículo y citar lo expuesto por El Pais hace casi un año, era cosa de tener dónde publicarlo. Y al haber creado este Magazine de Punch!! FM, he querido simplemente hacer un homenaje sincero, con mi reconocimiento a todos aquellos que nos brindaron su trabajo pulcro, profesional, didáctico, ilustrativo, informativo y cultural. LIFE fue un espejo del mundo, no solamente de los Estados Unidos sino del orbe entero. Por LIFE aprendí a respetar al Periodismo.

Como cosa curiosa, hace años, tuve a Don Hernaní Banda, Decano de periodistas radiofónicos chilenos como compañero de trabajo en Antena 9, 88.7 FM de Temuco, en la IX Región de este pais. Sentí que trataba con esa misma clase de periodistas que hubo en LIFE: honestos, entregados a su trabajo de manera total. Interesados en la información y la mejor manera de entregarla al público, más que en el color o la tendencia de dicha información. Ellos pertenecen a la misma especie de periodistas con Clase. Y ante su grandeza, me inclino con respeto, agradecido de que me hayan permitido conocerles a través de su trabajo.

Troy

Todas las fotos son propiedad de Time-Life Copyright © 2007 LIFE Inc. All rights reserved.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Un sabroso bocado, amigo. Recuerdo mucho la Revista Life.... Su colorido, su tamaño... Lo único, que nunca la vi en español, sino hasta años después, en una feria de las pulgas. Yo pensaba que era parte del egoísmo de mi sabio y políglota padre, que hasta la Biblia la tenía en varios idiomas... menos en castellano. Debe haber sido que a Chile no llegaba más que en inglés... ¡Jejeje!

Recuerdo como tú, pero sólo a través de la fotografía... En mi casa de soltera había una enormidad de ellas, que se perdieron bajo el poder de la lluvia, entrometida por un techo roñoso.

Menos mal que creo en la reencarnación, responsable de que sucesos históricos salgan a la luz como esto. Que haya nuevos jóvenes interesados en el pasado, en el arte, en la ética... en la superación de la bestialidad humana.

Te siento un gran periodista, amigo... un gran relator... y como te he dicho antes, un tremendo artífice en la prosa poética.

¡Que manera de hacerme navegar a través de tus propios recuerdos...!! Fue casi como haber andado contigo. Te imaginé con pantaloncito corto, con ropa color sepia (como que antes no se estilaba mucho el uso de colores en los niños) con una gorrita tipo boina... corriendo tus días bajo la lluvia o el sol, al gran encuentro con una de las bases de tu cultura...

¡Que lindo! Eres un ser admirable.

Con todo mi corazón expuesto, me concentro ante mi Dios particular para pedir por nuestra humanidad. La petición contempla el destacar la entrega de personas como tú, de enriquecer los medios periodísticos y radiales con calidad, con respeto... es decir, abriéndole la puerta a ciertos "Troyes", seres que tienen tanto que aportar y de lo bueno.

¡Como tan ciegos todos!

Porque yo estoy muy lejos de ser fanática. Por nada ni por nadie.

¿No te encuentras un buen profesional tú? Bueno, yo también pienso lo mismo. ¿Ves que no soy tan fanática?

Primavera, más que tu amiga, tu admiradora y agradecida.

PD: Ahora sí que René te oye todo su día laboral, menos cuando sale a tomar aire que no contenga polvo de construcción. Te dejó saludos y que te dijera esto.
PD2: Tengo un librote así de gordote del Reader's Digest, que me lo compré cuando fui a México Lindo y Querido.

TROY dijo...

Notese que he andado muy atareado... aunque te ofrezco mi disculpa por tardar tanto en atender tu comentario.

Gracias por todo lo que me dices. Como le dije una vez al buenazo de René, voy a tener que comprarme unas camisas XXXXL pues ya no voy a caber en las que uso actualmente.

Prepararé en las siguientes semanas algo respecto al Reader´s Digest, que es una publicación a la que también me re referico brevemente en el presente artículo.

Un abrazo!

Troy

Astrid dijo...

"Fue en el año 1969 cuando vi el último ejemplar que en la portada tenía la foto de un minero, con el rostro negro por el carbón y la mirada perdida y triste. Decía: "El infierno de Barroterán"

Hola,

Mi padre Fermin es el minero que sale en esa portada. Nosotros teniamos ese ejemplar de Life pero se perdio en un fuego. He buscado otro pero sin suerte. Tienes ese ejemplar?

Astrid

TROY dijo...

Respuesta para Astrid:

Lamentablemente nop. La colección de LIFE que tuve se perdió totalmente en un embargo que me hicieron hace años. Y créeme... me dolió más por las revistas que por otras muchas cosas que igual se fueron en ese acto.